Construir una Cultura de Invitación para Aumentar la Asistencia a la Iglesia
¿Cómo podemos crear una cultura de invitación a la iglesia que realmente sea un movimiento de nuestras comunidades, un movimiento del Nuevo Testamento en ellas? Para responder esto primero tenemos que preguntarnos ¿Por qué deberíamos hacer esto?
¿Por qué queremos invitar a las personas a la iglesia? Nosotros tenemos una teoría sobre esto y es para hacer crecer a la población del Reino del Cielo y salvar a los más que podamos de ir al infierno. Realmente es muy simple, nosotros no invitamos a la gente a nuestras iglesias para que ellas crezcan en número, ni para aumentar nuestra cantidad de seguidores. Nosotros no invitamos a las personas a nuestras iglesias para que cada año tengamos una tasa de crecimiento de un 22% aproximadamente, las invitamos para que tengan una relación con Jesucristo, tal y como la tenemos nosotros con Él.
Recuerden como se sintieron en el momento que ustedes dejaron entrar a Jesús en sus vidas, recuerden el lugar donde hicieron su primer servicio a la iglesia, al asiento de la iglesia en el que estuvieron en ese preciso momento y siéntense de nuevo allí. Ahora reflexionen sobre todos los sentimientos que pasaban por sus mentes, las cosas que pasaban en sus vidas, en el mundo, entre otras cosas en ese preciso instante, en el día que todo cambió para ustedes.
Todo ello comenzó porque hubo alguna persona que lo invitó a usted a la iglesia. Lo que era un asiento vacío en la iglesia se transformó en una oportunidad para usted por siempre. Esa es la forma como queremos que usted observe esto, “en la iglesia no tenemos sillas vacías, sino oportunidades esperando por nuevas personas”. Así que de nuevo piense en que implica el crear una cultura de invitación a la iglesia, ¿los invitamos porque somos pastores? ¿para que conozcan al pastor? ¿Por qué no los encomendaron? ¿para hacer crecer nuestras iglesias y organizaciones? No, para nada, necesitamos una cultura de invitación a la iglesia, necesitamos invitar a las personas a ella porque simplemente somos seguidores de Jesucristo.
Ahora pensemos en ¿cómo podemos crear esta nueva cultura de invitación a la iglesia? A través de una simple ecuación:
- “El corazón correcto” más “La actividad correcta” más” La debida cantidad de tiempo” es igual al “resultado correcto”
El corazón correcto
¿Cómo es el corazón que debemos tener como seguidores de Jesucristo cuando invitemos gente a la iglesia? No debemos invitar a las personas porque seamos pastores o líderes. Tener el corazón correcto quiere decir que invitamos a las personas porque somos seguidores de Jesucristo, por ningún otro motivo. Queremos que Dios se encuentre con quienes invitamos, no con nosotros y para ello debemos hacer lo siguiente para poder tener el corazón correcto:
- Motivo: ¿cuál es el verdadero motivo para nosotros al invitar personas a la iglesia? ¿los invitamos para crecer 22% cada año como iglesia? ¿los invitamos para que lo que damos nosotros sea aún mayor? Esa no es la razón. La verdadera y única razón es que deseemos que a quienes invitamos tengan una relación con Jesucristo, así que ese sería el motivo realmente puro con el cual las personas realmente se podrán identificar. Con este motivo puro las personas podrán observar que los amamos y que amamos a Dios, los cuales son dos mandamientos muy sencillos que Él nos dio.
- Debemos prepararnos: Cuando salimos de nuestras casas, cuando entramos a nuestros autos, cuando salimos a la comunidad cada día como seguidores de Jesucristo, estamos en una batalla, estamos en una guerra para tratar de robarle al infierno y sumarle al Reino de los Cielos, la cual es una batalla muy intensa, pero, ¿cómo hacemos eso? Tenemos que vivir con nuestras familias en nuestras casas, tenemos que rezar, tenemos que leer las Escrituras, y todo lo que haga falta para que estemos llenos y preparados sobre quien es Dios, lo que ha hecho por nosotros y como puede serlo también para otras personas. Si nos llenamos de esto cada día antes de salir de nuestras casas, podremos ir a la batalla preparados, y esto nos lleva al camino de la victoria.
En resumen, si tenemos el motivo correcto y el corazón correcto estaremos preparados para realizar el llamado que Dios nos ha hecho a nosotros y la batalla de esta forma, ya estaría ganada por nosotros.
La actividad correcta
Existen muchas estrategias de mercado para acercarse a los clientes, pero nosotros somos seguidores de Jesucristo, por lo que no podemos verlo de esta manera, y para ello tenemos una estrategia muy simple, tener tarjetas de presentación e invitación a la mano siempre. No importa si las tienes en el carro, en tu bolso, en tu cartera, junto a tu dinero, entre otros sitios, lo importante es que siempre las tengas a la mano. Estas tarjetas serán nuestras armas cuando vayamos al campo de batalla y deberemos invitar literalmente a cualquier persona dentro de un radio de 5 pies alrededor de nosotros que tenga pulso. Es una regla sencilla que llamamos “la regla de los cinco pies”. Cualquier persona que se encuentre a cinco pies de usted, invítela a asistir a la iglesia. Ahora bien, ¿Cómo haremos esto? Cada uno de ustedes seguramente tendrá diferentes estrategias para acercarse a las personas, pero nosotros recomendamos entregar las tarjetas de presentación ya que son cómodas de manejar, las personas están acostumbradas a ellas y son fáciles de guardar. Cuando las entregue agregue comentarios como “venga un rato a verlo por usted mismo” “le va a encantar” eso es todo, es muy sencillo de realizar. Entregue la mayor cantidad de tarjetas que pueda, al mismo tiempo tendrá el placer de conocer a muchas personas. Tenga presente que no sólo estará entregando tarjetas, sino le estará mostrando a las personas de que se trata el amor por Dios al mismo tiempo, así que tómese el tiempo de conocer sus nombres y sus historias personales un poco, de esa forma cuando los vea en la iglesia podrá además invitarlos al servicio en donde usted se encuentre y podrá desarrollar una relación más profunda con ellos.
Ahora queremos que usted se pregunte como líder, como, pastor, pero sobre todo como seguidor de Jesucristo. ¿Si todos en la iglesia esta semana invitan justamente como lo ha hecho usted, cuanto cree que crecerá esta semana su iglesia? Crecerá, crecerá poco, crecerá bastante, ¿cómo pudiera ser si usted como seguidor de Jesucristo invita a todos a quienes conoce y ha conocido y a todos a donde quiera que vaya? Solo queremos que se imagine lo extraordinario que eso pudiera ser.
La debida cantidad de tiempo
En los puntos anteriores, todos nosotros siempre podemos estar en control absoluto de la situación, pero con respecto al tiempo ¿Qué podemos considerar como la debida cantidad de tiempo? Es difícil de decir, ya que nosotros no controlamos el reloj, ni cuando inicia, ni cuando termina, así que el tiempo es en realidad responsabilidad de Dios. Nosotros podemos estar a cargo es de cómo podemos usar ese tiempo, pero lo que tarde una situación en desarrollarse es solamente algo que Él puede hacer.
El resultado correcto
Muchos de nosotros hemos llegado a pensar que el resultado correcto es algo que de alguna u otra manera podemos controlar, pero para liberarnos de toda esa responsabilidad (que realmente nunca llegamos a tener), debemos decirles que esto no es así en absoluto. Durante mucho tiempo pensamos que podíamos llegar a controlar el espacio en donde estamos, las personas en él, muchísimas otras cosas además de ello y que produciríamos un resultado de esa forma. La realidad es que ninguno de nosotros está a cargo del resultado, esa es responsabilidad de Dios. De lo único que nosotros estamos a cargo es de el corazón correcto y de la actividad correcta.
Para ilustrar esto de mejor forma les hablaremos de un lugar donde quizás pueda observar y entender mejor cómo Dios lo hace. Vamos a usar números parejos ya que es más sencillo de esa manera. Si tuviéramos 100 personas asistiendo a la iglesia cada semana y pudiéramos crear un ambiente como seguidores de Jesucristo, donde usted como líder en la iglesia pudiera modelar y controlar la actitud de todos aquellos allí presentes, ya sea que usted conozca o no, y usted se encuentra apasionado, con el corazón y las actividades correctas. ¿Qué sucedería si cada una de las personas allí presentes, incluyéndolo a usted, invitara a cinco personas a la iglesia para la semana entrante? Se convertiría en una gran cantidad de personas, serían 500 nuevas invitaciones que salieron desde la iglesia la semana anterior. En este escenario ¿Cuál cree usted que pudiera ser el resultado correcto? Además, agregue que usted lo hizo terriblemente mal invitando a las personas esa semana.
Luego de esto imagina que un 90% de las personas que fueron invitadas por todos rechazan dicha invitación de asistir por la razón que fuere a la iglesia, pero un 10% sí acepto asistir. Un 10% decidió pasar a observar de que se trata todo esto de una relación con Dios, suena como poco, pero en realidad serían cincuenta personas, lo cual no es poca cosa, de hecho, sería algo muy emocionante el tener cincuenta nuevas personas en la iglesia. Si usted piensa es en que fallo en el 90% de las invitaciones, usted está equivocado ya que el resultado nunca lo ha controlado usted, depende de Dios. No importa que tan bien o mal lo haya hecho, el resultado es algo que usted nunca llegará a controlar. Usted en este ejemplo llegó a controlar hasta el punto donde salieron las 500 invitaciones a la calle, pero cuantas de ellas asistirían a la iglesia no es algo que ninguno de nosotros lleguemos a controlar.
Piense ahora que en ese 90% de las personas que no asistieron quizás no es porque se hayan negado de plano a aceptar a Jesucristo, sino es porque aún no han tomado una decisión al respecto, como sí lo hizo el 10%. Todo esto fue posible gracias a que usted tenía el corazón correcto y la actividad correcta, no estábamos a cargo del tiempo ni del resultado correcto, eso depende de Dios, pero podemos afirmar, aun así, que por haber logrado que asistieran cincuenta nuevas personas esa es la fórmula correcta para el resultado correcto.
Los 7 principios fundamentales al invitar a una persona
- Invitar a las personas a ser parte: Solemos asumir que nosotros invitamos a las personas a ser parte de nuestra iglesia, que los invitamos a adorar a Jesucristo tal y como nosotros lo hacemos, pero en realidad comunicamos mucho menos las cosas de lo que realmente creemos que sucede. Esto debemos hacerlo por la vía que sea necesaria, en persona, por correo, por teléfono, entre otras. También cuando hablamos de él en cualquier lugar que nos encontremos, ya que será más efectivo hacerlo de esta manera que asumiendo que lo estamos haciendo.
- Valores: Es importante que tomemos los valores de nuestra iglesia, los valores centrales, y los usemos para atraer personas a nuestro movimiento. Para ello quizás tengamos que hacer cosas que jamás antes hemos realizado, de esta forma podemos alcanzar a personas que nunca antes han sido alcanzadas o hacerlo de formas que nunca antes se había hecho.
- Compartir la visión: Debemos compartir la visión sobre lo que va a suceder luego de que la persona acepte a Cristo en su vida, el porque tiene que suceder esto. Lo principal acá es saber entender y comunicar el mensaje que nuestro propósito final es aumentar el número de personas a nuestro movimiento de seguidores de Jesucristo. Dicho de otra forma, cuando hagamos nuestra parte de forma correcta, Dios hará la suya con total seguridad.
- Historias: Debemos decir historias, ejemplos de situaciones reales para ayudar a llegar a los corazones de las personas que deseamos que se conviertan en seguidores de Jesucristo. Cuantas más historias conozcamos mejor. Tenga presente que al compartir las historias esta compartiendo a Jesús con esas personas igualmente. Las historias crean emociones y las emociones crean movimiento.
- Divertirse al hacerlo: En la Biblia se habla del júbilo y nosotros debemos experimentar el mismo al invitar personas a ser seguidoras de Jesucristo. Lo que sea que usted vaya a hacer, hágalo entretenido.
- Cree o use conductas que sean valoradas o premiadas: Las conductas frecuentes que son exitosas, deben continuarse desarrollando. Debe estimular en su movimiento las mismas en todas las personas de su equipo de trabajo.
- Tener una meta: Cuando usted vaya a invitar se debe invitar para algo en particular. Es cierto que se va a hablar de la relación de nosotros con Jesucristo, pero tener un tema específico adicional sobre el que hablar, ayudará a conectarse mejor con las personas a las cuales usted vaya a invitar. Puede hablar de Semana Santa, Navidad o cualquier otra fecha de importancia religiosa, de hechos históricos, entre infinidades de temas que se le puedan ocurrir.